Tyson a través del espejo...

Ayer soñé que ganaba una copa con el Newcastle. Y soñé que jugaba con Tyson. Me deben haber caído mál los frejoles con beterraga, pero desde mi cama, sudando por el calor de mierda, el sueño me decía que jugáramos una copa con el abuelo, la quarkcita, Invazor-brito, y Tabo-rebrito. Desde luego Tyson se ofreció a ser mi tándem, con lo cual quedaba confirmado que ni cagando era verdad lo que estaba sucediendo. Pero hubo más pruebas de que todo lo que ocurrió ayer era imposible, de que era tan solo una ilusión: el primer partido fue un partido de trámite para el insoportable Milan de Tabo-Combi. Aplastaron al débil Lyon como a una pulguita y el chivazo de la vaca Ronaldo -ya me di cuenta- es inmarcable. Nada pudieron hacer los francesitos contra los de Ancelotti. Lo cual demuestra que la liga francesa es una basura comparada con las demás, y que ni Juninho Pernambucano puede salvar a ese equipo, peor ahora sin el Monstruo Carew.

Lo siguiente de la noche -mientras yo en mi cama me revolcaba por los gases- fue algo inaudito, algo sencillamente irreal: el Inter, la bestia negriazul, la conocida aplanadora, dirigido por Tabo-Combi cayó ante el humilde Newcastle de Tyson-dormidoPage. Pero lo irreal era que el partido fue del Newcastle, atacando por las bandas, por el medio, sin lograr abrir el arco. Claro que el Inter solo tuvo que apretar un botón e Ibrahimovic XT-5000 computó fácilmente el ángulo más débil del pobre Given y Jua mierda, 1-0 en el primer tiempo. Pero en el segundo tiempo el Newcastle no solo logró el empate con un golazo de Pesadilla Ameobi, sino que ya en el sobretiempo, la entrada de Cervecita Duff fue como un milagro, una alucinación colectiva: en el último segundo, gracias a un pase con alfombra roja, el aura beatífica, angelical de Duff se proyectó "¡como cuña!" diagonalmente y se enfrentó cara a cara al arquero. Y este se la tapó. Pero Cervecita siguió pujando y logró colocársela en una esquina. Final del partido 2-1 a favor de las Urracas. Cumplida la maldición: Inter eliminado en primera ronda.

Lo demás fue también estupendo: un gran partido del Liverpool de Invazor-Briño ante el Arsenal. Al abuelo lo surtieron. Y en el siguiente partido, por si la hazaña del Newcastle no hubiera sido suficiente, el Real Madrid -oh mi vapuleado Madrid- destazó, despedazó, mutiló, y escupó a su enemigo natural, el Barza por 6-1 en un encuentro en el que yo -quien aún estaba babeando la almohada- jugué -extrañamente- como si tuviera una sobredosis de Omnilife. Los pases de Tyson fueron perfectos, delicados, quirúrgicos, se adelantaban a mis movimientos, los preveía. Yo pensaba "creo que debo entrar por acá para que tyson me la pase" y de pronto, la bola ya estaba allí, lista solo para darle un toquecito final. Ya asustaba la cosa. Así que el Barza se fue al carajo en primera vuelta y luego el Milan de Tabo-Combi aplastó al Manchester de Invazor-Briño por cinco goles. Lo que siguió entonces aquella noche es pura alucinación: ya descubierta la increíble combinación de Tyson en la defensa y la organización del equipo, en los pases al vacío y sorpresivos, y el ataque explosivo de un desdoblado Page, el Newcastle ante el Liverpool no solo fue superior, sino que el juego bello, la finolidad ya se convirtió en algo obsceno, casi pornográfico.

Destruido el Liverpool solo quedaba enfrentar al Madrid ante el Milan. Partido trabado, difícil. La máquina del Milan -dirigida por un irreconocible Gilardino- desinfló las esperanzas del Madrid por 3-0, lo cual confirma que Ronaldo es una vaca difícil de destazar. Nada pudieron hacer los merengues, salvo esperar que el Newcastle, el humilde Newy, se convirtiera en el David de ese Goliat. Y lo fue. Vaya que lo fue. La final no se caracterizó por un juego hermoso, sino por la ajustada de chicobel del Milan ante un crecido Newy. Los ataques se sucedían sin darle respiro a los milaneses. Y ya en el segundo tiempo la cosa estaba 1-1. Y para el sobretiempo, no quedaba sino incluir a Cervecita Duff, el héroe de la noche. Y así cumplió. Porque en el último segundo, con una versión refinada del pase chacalonesco -si es que algo así existe- habilitó a Ameobi, y Tyson solo tuvo que apuntar con cuidado y listo, la copa era nuestra.

Dura, durísima batalla. Pero la gloria al fin.

Todo esto mientras este cachorro soñaba en su camita, con la almohada húmeda, la habitación ahumada, y una desperdiciada erección mañanera.

Ojalá todo esto algún día suceda.

(Tyson-Page, cachorro a través del espejo)

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