16.9.05

La cabrada del siglo

Esta tarde mi amiguito Johann y yo terminamos de dictar nuestras respectivas clases de narrativa y salimos juntos de la puc, muy ansiosos y emocionados, porque en la noche habría winning, como ha sido siempre desde los primeros tiempos. Miramos el reloj (sí, los dos miramos el mismo reloj, uno con las piernas de Owencito en vez de agujas) y vimos que eran las 4 y media. Oh, no, y qué hacer hasta que abra Neverland! De modo que, de manera que, así que, decidimos ir al vicio para practicar un poco antes de los partidos de verdad. Johancito estaba muy emocionado y casi sudaba de placer al ver cómo sus pequeños jugadores se desplazaban por la pantalla como estrellas fugaces en una bella noche de verano. Yo lo acompañaba en su gozo, y me encantaba ver al tractorcito Nesta derribando delanteros y al gran Schevchenko marcando gol tras gol. Incluso grité un fuertísimo "Comisario!!!" que dejó anonadados a los demás viciosos, que no sabían de qué estaba hablando. Dos horas después, cansados y sudorosos, nos dirigimos al ludomóvil, donde Johanncito me dejó con la promesa de volver a vernos más tarde en casa de ese señor pelucón con la pinga tan grande. "Nos vemos, querido amigo!", me dijo, "pero no te preocupes pues solo será una breve separación, más tarde estaremos juntos al lado de nuestros otros compañeritos disfrutando de invalorables momentos de alegría y amistad". Yo, que ya saben cómo soy, pequé de exceso de desconfianza y marqué el número del amigo Tysoncito para confirmar la realización de la velada. "A ver", me dije , "vamos a ser precavidos esta vez, no vaya a ser que... no, jajaja, es imposible, pero de todos modos a ver...". Esperando escuchar la dulce voz de la más loca de las dts, me asombró lo que oí. Un vozarrón de ogro malo, arisco y retraído me dijo las cuatro palabras más crueles que he escuchado en mi vida: "Hoy no hay winning". Whaaaat? No lo pude creer. No lo pude crear mientras conducía bañado en lágrimas mi veloz Ludomóvil por las calles mojadas de San Miguel, sin rumbo fijo. "No es verdad", me dije, "a ver, intentemos una vez más". "Tyson", le rogué, "peluquita, ¿y si Johancito te lleva sus maravillosos productos Omnilife para que se te descongestione el pechito, y si yo hago hervir una olla con eucalipto y te hago respirar esos aromas curativos mientras el Chacal te soba el pechito y Quark te hace masajes en los pies?". Pero la respuesta, increíblemente, fue la misma; Tyson colgó, mientras yo, flotando a la deriva, me acercaba peligrosamente al desfiladero de la Costa Verde pensando que sí, ahora sí, podría usar a Pirlo y a Kaka como nunca antes en la historia del Milan, pero ya era tarde, demasiado tarde para regresar ...

3 comentarios:

neverlandiano dijo...

Es terrible, querido amigo ludo, oh compañero mío... lo sé.
Yo también sigo observando mis manos... vacías...

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neverlandiano dijo...

Tendremos que soportar estos reveses de la fortuna y rezarle al dios del winning para que sea bueno con nosotros de aquí en adelante... qué más podemos hacer, sino esperar días mejores? Llegarán, pequeño amigo! No pierdas la esperanza

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neverlandiano dijo...

Y yo, el niñito Quark, había hecho fichitas con las características de mis jugadores, había planeado la estrategia del siglo para sacar adelante a mi atlético...

Quark