8.9.05

Antes de la copa MT

Un deprimido dt Ludo nos narra sus experiencias místicas post-torneo "No Chacal" y pre-Copa "Meditación Trascendental". Subí al techo de mi casa y me senté a pensar en la oscuridad, lejos de los dts y de Neverland. El recuerdo de los errores cometidos en el juego me castigaba con el impulso de decir estupideces, frases idiotas de las que me avergonzaba al instante; por ejemplo, que "la derrota latía en mí como un segundo corazón que yo mismo hubiera acuchillado". Estuve así durante horas, deplorando esa salida a destiempo de Kahn, esa huachita sufrida por Nesta, los goles fallados una y otra vez por Shevchenko. Empecé a pensar que yo no servía para el juego, le pedí al dios del winning que jamás pusiera otro control en mis manos. Entonces sucedió. Cerré los ojos un momento para pasarme una mano por la cara, y cuando los volví a abrir la sombra estaba frente a mí. Pensé que era un Gran Maestro. Esperé que dijera algo, pero se mantuvo inmóvil, alimentando ese silencio idiota de los iluminados. Decidí interrogarlo. Le pregunté si sabía lo que acababa de pasarme. Sin esperar respuesta, le relaté, partido a partido, la historia de mi fracaso, y como ni siquiera eso le arrancó una reacción, le hablé de mi teoría. Hay un momento, le dije, en que nada importa. Podrías cerrar los ojos, soltar el control y dejarte llevar por la armonía. Olvidas el ataque, relajas la marca, disuelves el medio campo, y sin embargo, hay una fuerza misteriosa que te conduce, inevitablemente, a la gran payasada milagrosa, al triunfo natural que llevas en el cuerpo y que nadie podría quitarte, por más que jueguen como dioses. Le dije que había perdido esa facultad, que ni siquiera él podría ayudarme a recuperarla, y que después de eso no había nada. No vale la pena, ni siquiera sé qué hablando con alguien que no existe. Lancé una carcajada, me puse de pie y le di la espalda, dispuesto a no mirarlo nunca más a los ojos, a perder en paz por el resto de mi vida. Entonces habló. Su voz me dejó paralizado. Dijo que yo tenía razón, que era imposible dar marcha atrás, pero eso no significaba que todo hubiera terminado. Aún tenemos la alegría. Maestro, ¿qué quiere decir?, le pregunté, intrigado. No puedo enseñarte a ganar, pero puedo enseñarte el secreto del juego. Escucha con atención y trata de aprender algo.

2 comentarios:

neverlandiano dijo...

¿cómo es el dios del winning? ¿es japonés y enano? ¿es verdad que se parece al cocinero sato? ¿o es mas bien gordo y gigante como luchador de sumo? Por otra parte, ¿por qué lo llamas idiota? Eso puede afectar negativamente la jugabilidad...

¿Estás seguro de que era el dios del winning? ¿No sería el chucho de chacalon en otra de sus transformaciones? O peor aún, ¿no sería el mismo chacaloncillo?

TYSON

neverlandiano dijo...

Yo creo que era una mezcla del chacaloncito, un sensei turista y José Hierro.

ludo