Neverland chico

Increíble lo que pasó en el partido entre turcos y suizos que se jugaban la clasificación al mundial como muchos otros equipos que han sudado sangre para perder o ganar al final de las eliminatorias. El partido estuvo excelente, y el resultado final (4-2 para Turquía) reflejó la emoción vivida en la cancha. Los turcos perdieron por diferencia de goles, y al término del partido, pasó algo rarísimo. Ya estamos acostumbrados a ver mechas campales sobre el gramado, pero lo que yo nunca había visto es que los jugadores se obliguen unos a otros, a punta de patadas en el culo, a entrar rápidamente a los camerinos, para iniciar la gresca a la sombra, fuera del ojo público en el pequeño espacio cerrado de las duchas. Ha trascendido que ese espacio hermético se transformó en la verdadera CASA DEL CHUCHO, pero yo creo - déjenme ser suspicaz - que lo que en realidad pasó tuvo que ver con la violencia, pero sobre todo con el deseo (y no aludo aquí a Hotel Europa). ¿Se imaginan a veintidós hombres sudorosos y calatitos saltando y manoseándose dentro de un cuarto de 3 por 3? Estas cosas solo se ven en Neverland los viernes en la noche, nunca en el fútbol profesional. Parece que Hasan Sas también le sabe dar al joystick de Atari con que el conocido escritor Richi Muchalabia - hoy apátrida exiliado en Francia - practicaba y practicaba en sus años mozos de cachorro arrechón.