Y un viernes volvieron los Humala...

Quark (izquierda) y Visitante (derecha), increíblemente sonrientes luego de haber sufrido una derrota con España, pero como si supieran que el futuro les sonreiría de todas maneras. ¡Y no se equivocaron! En el resto de la copa ganaron todos sus encuentros y se coronaron campeones otra vez en un torneo de tandem.

Hay una certeza cuando se trata del tandem humala: si les ganas en el primer partido, habrá que aguantar lo que se venga. Y es que, después del primer tiempo entre España y Argentina, después del 3-0 que nos estaba propiciando el otrora tandem Tyson/Xbito, Visitante y yo nos dimos cuenta de que estábamos jugando pésimo y de que habría que mejorar ahora o nunca, ahora o nunca, quedarse de brazos cruzados y salir de nuevo con el rabo entre las piernas o triunfar como antes. Así que en el segundo tiempo, con la concentración del caso, estuvimos a punto de empatar el encuentro, de irnos a los suplementarios cuando ya nos daban por muertos, pero solo pudimos meter dos goles, y un tiro que rozó el palo en la última jugada. Argentina nos había ganado, nos había puesto bajo las cuerdas de súbito, y había que cambiar.

El CAMBIO

Inglaterra salió con todo contra Francia. Era la revancha contra el tandem Tyson/Xbito. Ya habíamos ganado con Holanda (¿pero a quién le importa Holanda sin Ruud?), así que necesitábamos de una victoria urgente. Fue un resultado categórico. Inglaterra salió con la suerte que nunca tuvo McClaren, con el juego que nunca tendrá con Capello. Rooney y Owen definieron como dioses, y el resultado fue contundente: 4-1. Fiesta, chela, desvelo. Inglaterra a semis.

CROUCH CASI ANOTA

El siguiente partido fue contra el tandem Vergatov/Invazor, contra República Checa, que en el último minuto venció a Portugal con un cabezazo de Koller. Pese al temor del estilo quimboso -no me pidas la pelota- yo toreo solo de pelo rulo Vergatov y pelo lacio Invazor, el partido se abrió a nuestro favor desde el primer minuto, gracias al gol de camerín de Rooney. A partir de allí, ante la urgencia de los checos por ir por el empate, las líneas defensivas checas se abrieron, se desordenaron, y nosotros aprovechamos los espacios. A falta de veinte minutos cambiamos a Owen (que había sido lesionado asquerosamente por Vergatov) por Crouch, el escarbadiente, y casi anota luego de haber esquivado dos defensas y lanzar un disparo al palo (palo!!!!) que hizo estremecer el arco y exacerbar a la hinchada. Resultado final: 5-0. De nuevo, fiesta, chela, desvelo, ¡Inglaterra a la final!, y una frase de Vergatov: "Me llegan al pincho los Humala...".

OWEN JUEGA INFILTRADO

Debido a la poca confianza que teníamos en Defoe (oh, Defoe, si hubiésemos confiado en ti desde el inicio) y dado que Crouch está más para los últimos minutos que para iniciar los partidos, decidimos infiltrar a Owen, es decir, meterlo lesionado desde el comienzo y a ver qué pasa. La final, jugada contra la Argentina de Tyson/Xbito, fue un partido parejo, tenso, digno del comentario típico de "quien mete el primer gol, gana". Y así fue. Nos fuimos a los suplementarios con el empate 0-0. Ya habíámos cambiado a Owen por Defoe, dado que era obvio que estábamos jugando solo con un delantero efectivo, Rooney, y necesitamos fuerza en ataque. Hasta que llegó la jugada del gol. Cerca al área, le doy un pase a Visitante, se va con Rooney por izquierda, aguanta la bola, me da el pase al centro del área, sí, a Defoe, Defoe amaga, dispara y gol. 1-0. Inglaterra a un paso de campeón. Ahora, a manejar los tiempos. Comienza el segundo tiempo. Inglaterra maneja el balón. Pita el árbitro. De nuevo, fiesta, chela, desvelo.

INGLATERRA CAMPEÓN!!!