Fútbol como en el cine

Chacal e Invazor con el pelo pintado de rubio celebran su gol en la pantalla de 42 pulgadas. Sus celebraciones por supuesto sucedieron en la ficción, porque les fue recontra mal en las dos ligas. Con la nueva tv, el último viernes fue una experiencia inolvidable.

Todo comenzó con la llamada de Chacal. "Cabrilla, ¿qué andas haciendo?". "Hola, Chacal, aquí, escribiendo". "Qué vas a escribir tú, oe, seguro estás viendo tu telenovela venezolana. ¿Adivina quién me llamó? Me llamó Payson, y dice para que vayamos a Neverland temprano, ¿vas? "Claro, nos vemos a las tres y media pues, Chacal, en el paradero de siempre". Y, como siempre, Chacal llegó a las cuatro, mientras yo esperaba sentado en la banca del paradero al lado de la señora de las golosinas que no dejaba de ofrecerme Olé olé. "Pero si está baratito, joven, llévese una para su novia". "No tengo novia, señora", le decía yo, "además, los olé olé me caen mal". "Pero estos son limpiecitos, joven", y sacaba el polvo con un soplido sobre las bolsitas transparentes de los olé olé. "Joven, para su novia", repetía, y yo más terco "pero no tengo novia". Finalmente, llegó Chacal, que compró los olé olé de la entrañable señora cuando esta le dijo "Joven, usted sí debe tener novia, ¿verdad? ¿No quiere llevarse unos cuantos?". Como castigo por la tardanza del Chacal, le dije que pagaba el 70% del taxi, así que nos embarcamos en uno que aceptó a regañadientes el acuerdo, y al arribar y entrar a Neverland, oh sorpresa, el regalo más grande que un vicioso del fútbol virtual puede recibir. Una tv inmensa, nueva, brillante. Chacal puso en marcha su talento e instaló los cinco parlantes, que replicaron la voz del Coki Belaúnde del futbol, ese tal Maldini que más parece cabro que comentarista. Y después llegó Invazor, cagándose de risa, porque según dijo vino con un taxista que tan pronto lo vio le dijo "Habla, Neverland", anécdota de la que descreemos hasta ahora, aunque también puede ser cierta (¡que pase el taxista vicioso!). Y así comenzó Neverland, con una tv de 42 pulgadas que hacía a mi Dinho gigantesco, más muelón que nunca, tanto así que hizo un golazo en la noche, hasta que llegaron Page y Combi y se armó la jarana, un vals por aquí, un cumbia por allá, goleada de la Roma al Bayern, goleada del Barcelona a la Roma, Page y Quark dejando en claro que juntos son avasalladores, sicarios sin pena, francotiradores temerarios, y luego la aparición de Maradona (igual si ganábamos perdíamos por doping), los golazos de la Holanda clásica de Tyson/Combi con la que se vuelven imbatibles, la decepción de Pelé y compañía, y finalmente la despedida y la promesa de que a partir de ahora, habrá que reservar entrada para entrar un viernes a Neverland. Ahora no se aceptarán más de ocho personas. Vayan haciendo la cola, entonces, marcando su entrada si quiere disfrutar de este nuevo Neverland. Que volvió con todo.

QUARK