El show de Quark

Ante la incredulidad de pocos y las sospechas de muchos, Quark no solo se llevó la copa principal con el Barcelona sino también la segunda, con Portugal. ¿Qué? ¿Acaso eso es posible? Claro que es posible si Quark (yo) juega. Vamos, no quiero ser presumido, pero papelito manda. Así que en la imagen TODOS pueden comprobar las estadísticas. Primero, la formación que me dio el título contra Vergatov. 5-4-1. ¿Qué? ¿Les genera asco? La máquina supo perfectamente que si me bastaba un punto, bastaba arreglar el punto. Claro, el fútbol es el deporte más generoso de todos porque comienzas empatando, pero por eso mismo había que asegurar esa dadivosidad vaya uno a saber de quién, seguro de algún inglés del siglo XIX que quería en el fondo alegrar a todos, así que salí con la ya conocida formación "Aguante de chicobel" que dio asco a todos los de Neverland (incluso a Chacaloncito, el máximo opositor al 5-4-1, y que no dejó de repetir: "A mí también me hizo esa mierda"). Vergatov, mi último contrincante, se asustó de que mi propio Barcelona se echara para atrás, asustado con la idea de que su poder ofensivo se iba a ver mermado con la muralla catalana. Pero algo desconocían los demás, ni siquiera se les cruzaba por la cabeza que esta formación caía a pelo en mi Barza, que con el contragolpe iba a ser letal (como ocurrió) y que las frases de "Ahora Quark cierra el culín" "Qué asco que Quark juegue con 5 defensas" "A lo que ha llegado Neverland, carajo" etcétera se derrumbaran como la muralla de Berlín ya que ese partido terminé ganándolo 2-0 a puro y mortal contragolpe. La máquina también me eligió como MVP (gracias a todos los que colaboraron para ello), el Rey del pase (gracias a mi amigo loretano, el gordo Sergio, por haberme enseñado a pasar desde el Nintendo), y muchos honores más que, a decir verdad, lo desmerezco. Hablando ya de la siguiente liga, oh sorpresa, también campeoné con el regularón Portugal y el show de Cristiano Ronaldo (lo hizo TODO, a Cristiano dénmelo siempre) y se acabó la jornada. Con Portugal ni siquiera perdí un partido. No hay duda de que el ritmo lo puse yo. ¡Epahey!