27.10.08

Manchester 4 Roma 3

Hay que admitirlo: por primera vez vi al tandem Chacal & Vergatov jugar con inteligencia y sabiduría. Está claro que pocos esperaban que semejante dupla lograra excitar a la hinchada que se había dado cita en el nuevo local de Neverland (a decir verdad, excitar solo a Tyson). Pero les soy sincero: por un momento imaginé que de verdad Chacal & Vergatov nos metían la rata, profunda y sin compasión, y mandaban a nuestro querido Manchester United, uno de los más coperos de la historia de Neverland, de vuelta a casita, allá donde no está acostumbrado a menos que sea por una semifinal o una gran final. 
¿Cómo hizo semejante tandem para encontrar un fútbol sorpresivo, atildado e inteligente con la Roma, el equipo más decepcionante en la historia de Neverland? Porque era la Roma por supuesto. Porque de igual forma, pese al gran fútbol demostrado en los 120 minutos de juego, terminó derrotado y anclado en el lugar común de jugar como nunca y perder como siempre. Pobre Tottinho, ya debe estar cansado de meter todos los goles por las huevas. 
¿Y qué se puede decir de nosotros, Xbito y Quark, los campeones de la jornada? Nada, salvo que aceleramos en el momento en que había que acelerar. Ni un minuto más, ni un minuto menos. Metemos la yuca en el momento que se debe meterla. Si el tandem contrario, como sucedió el viernes pasado, nos volteaba el partido a menos de 15 minutos para terminar el encuentro, Xbito y yo acelerábamos el pulso para voltearlo en menos de 15 minutos. Fue la volteada más memorable desde aquella vez en que Chacal le volteó con la Roma al Milán de la Ludópata (claro, para luego perder en la final como siempre), y desde aquellos tiempos inolvidables no se había vuelto a dar semejante reacción. 
La Roma metió el primero, Manchester empató. La roma se puso en ventaja 2-1, Manchester empató. Un partido parejo, con varias oportunidades de tiro para ambos equipos, empatados incluso en remates de larga distancia. Nos vamos a tiempo extra. La Roma, en una jugada extraordinaria de Totti, se pone de nuevo en ventaja: 3-2. Chacal sonríe y a Vergatov se le enhiesta el tentáculo. Faltan 15 minutos. Partido liquidado, gritan algunos. Invazor incluso se persigna (es ateo, pero se persigna), mientras que Tyson (Oh, divina providencia), advierte como buen sabio, como buen diablo viejo que es: Seguro que ahorita los empatan. Y abracadabra. Sus palabras mágicas se volverán realidad. Saque de Manchester, toque por aquí y toque por allá entre Rooney y Tévez, y fulminante definición desde fuera del área del verdadero torito del fútbol: Rooney Rooney Rooney. 3-3. Empate. Un milagro de Dios. Pero ese gran tiro solo sería parte de la resurrección de Lázaro. Un minuto más tarde, tras un quite en mitad de la cancha de Scholes, la aparición de Tévez (el todopoderoso) por la banda izquierda, le permite explotar su velocidad y destreza para meterla en las redes de ese arquero cabro llamado Curci. ¡Gol, carajo! ¡Gol! Manchester a los cuartos de final. Abrazos entre Xbito y Quark. Al Chacal en cambio se le desdibuja la sonrisa; a Vergatov, incluso, se le achica el tentáculo hasta convertirse en una pasita fría. El mundo vuelve a la normalidad. Sigue girando.
QUARK

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Luego de ver anoche LAS HERMANAS BOLENA (con mi calabacita Scarlett) ambientada en la corte de Enrique VIII, he determinado lo siguiente:

Hay tandems que fueron hechos por la fuerza del torrente. Casi obligados a discurrir juntos, cuya fuerza de costumbre destruyó lo que debería primar en un tandem: espontaneidad y divertimento.

Otros que son la continuación de un romance universitario o colegial, una relación sileciosa y por eso mismo, duradera y eficaz.

Algunos que pecan juntos, fugaces pero intensamente, como amantes postergados, para luego marcharse cada cual por su camino con el recuerdo de lo que pudo ser y no será.

Lo que hay entre Chacal y yo es una mezcla de silencios, romance y memoria inventada, una extraña satisfacción que solo poseemos quienes somos felices con mendrugos y conseguimos robustos pulmones en los más ínfimos rincones. El futuro nos espanta, por eso apreciamos aquella forma ustible del pasado que se delata en el presente nuestro.

Estoy enamorado.

Anónimo dijo...

Vergatov, renuncia y ponte a escribir carajo.

Quark